DESACELERACIÓN ECONÓMICA Y VIABILIDAD EMPRESARIAL

El año 2019 ha sido el de la desaceleración, con una ralentización del crecimiento que se ha reflejado en el tejido empresarial español con un 17% de aumento del número de concursos de acreedores respecto al año anterior. De los 4.814 registrados – la cifra más alta desde 2015- las insolvencias se incrementan, de forma sostenida en los últimos meses, en sectores respecto de los que nuestra economía es especialmente sensible, como la hostelería, el comercio y la construcción. Los cambios legislativos que a nivel fiscal y laboral se apuntan, cuyo impacto en las empresas está por determinar, y la incertidumbre que generan no van a ayudar, previsiblemente, a afrontar el inicio del año con mejores perspectivas.

Por ello conviene recordar que el concurso de acreedores no es el forense que haya de certificar la muerte de la empresa, sino que, con el adecuado asesoramiento, puede constituir la mejor de las soluciones para permitir la continuidad de la actividad empresarial o para lograr una liquidación ordenada en la que no se vea comprometida la responsabilidad del administrador social y su propio patrimonio personal. Actuar antes de la irreversibilidad de la insolvencia bien comunicando al Juzgado el inicio de negociaciones con los acreedores para alcanzar un acuerdo de refinanciación del pasivo o un convenio anticipado, bien mediante el acuerdo extrajudicial de pagos, se configura como opción altamente recomendable y en algunas ocasiones eficaz para evitar el propio proceso judicial.

Como aviso a navegantes, y por lo que pudiera venir, no está de más recordar que una contabilidad ordenada, el cumplimiento de las obligaciones formales y depósito de cuentas, así como de los deberes de diligencia y lealtad que se imponen a los administradores, y la pronta respuesta a la situación de insolvencia detectada son el mejor salvavidas para el futuro temporal.