Se podría considerar por conocimiento común de que las organizaciones desempeñan sus funciones en un marco estrechamente relacionado con su macroentorno y no pueden aislarse de ello. Conocer el macroentorno y su asimilación se vuelven cada vez más esenciales para la supervivencia de las organizaciones, independientemente de su tamaño. Los avances científicos y tecnológicos, y sobre todo los avances en las tecnologías de información, de aquí adelante TI, han creado un nuevo panorama de actuación para las organizaciones. Si bien anteriormente se señalaba la importancia de la asimilación de las organizaciones a su macroentorno, la implantación, de las TI dentro las organizaciones, se ha vuelto cada vez más indispensable para el desarrollo óptimo de las mismas.
El concepto de la Vigilancia nace para satisfacer la necesidad de las organizaciones de observar su entorno y poder responder a los cambios que se producen en el mismo.
Sin embargo, la Inteligencia Competitiva, recoge las amenazas y las oportunidades del entorno para poder adelantarse a los posibles cambios. Luego la diferencia de las dos disciplinas deriva en la actitud activa de la Inteligencia y su afán de anticipación (Rey Vázquez, 2009).
Cada vez se aprecia más una tendencia a considerar la Vigilancia como la etapa de captación de la información y su procesado inicial, en cuanto que la Inteligencia ejerce su función en las etapas finales que derivan en la toma de decisiones y posicionamientos estratégicos. A diferencia de la primera versión donde las empresas altamente tecnológicas integraban la norma dentro de su propio Sistema de Gestión, la actualización de la normativa supuso la creación de un Sistema de Gestión en sí, y así, las empresas carentes de un Sistema de Gestión I+D y no muy especializadas en la innovación, podían aprovechar de las ventajas que les brindaba la Inteligencia Competitiva.
En el año 2018 se publica la última versión de la norma UNE 166006 bajo el título: Gestión de la I+D+i: Sistema de Vigilancia e Inteligencia.